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En el segundo caso, las iniciativas que proveen servicios para los negocios en los territorios pobres enfrentan diversos problemas. Muchas veces los emprendedores pequeños no conocen los servicios que podrían usar para mejorar sus negocios; no están acostumbrados a relacionarse con los consultores. Aún en aquellos casos donde se puede superar el escepticismo inicial, los emprendedores pequeños usualmente no tienen los recursos suficientes para pagar la cuota por los servicios. Además, las necesidades que tienen los emprendedores usualmente son tantas (asistencia técnica, administración y contabilidad, comercialización, etc.) que puede ser que sea muy difícil satisfacer la demanda.

Dos factores principales parecen crear problemas cuando los servicios de negocios están ubicados en las áreas marginales: a) la necesidad de estimular a los emprendedores locales, informándoles de la importancia de los servicios de capacitación y de asesoría que les son disponibles. De hecho, este problema no puede ser resuelto simplemente con un enfoque orientado al mercado; y b) alcanzar a la auto-sostenibilidad.

Si esto es válido en general, cada localidad organizará los servicios y el acceso en la manera más apropiada, según las necesidades locales. El diseño dependerá de la densidad de la población, la comunicación, los sectores económicos predominantes, el nivel de educación de la población, la homogeneidad cultural, y los objetivos específicos. En las áreas rurales, los servicios para agricultores pueden ser relevantes; en las áreas urbanas los servicios a las pequeñas empresas podrían ser la prioridad; a veces, sobre todo al principio, la capacitación será prioridad; los esquemas de crédito podrían ser una forma de fuente de recursos o de líneas de solidaridad, o los programas de micro-crédito. Se pondrá una atención especial en las necesidades de la mujeres y de la gente discapacitada; estudios especiales del impacto ambiental se llevarán a cabo en las áreas en riesgo, y mecanismos que faciliten la conversación económica de las plantas grandes a plantas chicas, o de propiedad pública a privada podrían ser útiles en casos particulares. En cuanto a los varios objetivos, se podrían diseñar diferentes esquemas de acceso si el empleo es el propósito principal, o la rehabilitación económica y conversión, o la promoción agrupada, o el apoyo a cooperativas.

Todo esto significa que el acceso a los medios de producción, el conocimiento, la información y la tecnología depende de las condiciones específicas de las mujeres y los hombres que demanden el acceso. Las intervenciones nacionales en este campo sólo pueden proveer un apoyo general, y no pueden tomar en cuenta todas las especificaciones nacionales, a menos que estén diseñadas a través de una articulación difícil, donde cada caso distinto es previsto.

 

E. Blakely (1994) detalla las distintas estrategias de desarrollo posibles, según tres objetivos básicos:

  1. Crear empleos de calidad para la población actual. El enfoque de la planificación económica y laboral es crear empleos para y con la población de la comunidad. Este enfoque es preferible a los de contar con enfoques que atraen nuevos empleadores.
  2. Lograr la estabilidad económica local. El desarrollo económico será exitoso sólo si la comunidad tiene un enfoque específico de satisfacer las necesidades del sector de los negocios (por ejemplo, tierra, financiamiento, mano de obra, infraestructura, asesoría técnica)
  3. Construir una economía y fuentes de empleo diversificados. No importa si la comunidad es de alta de baja tecnología, porque en todo caso tiene que tener una base amplía para proveer el empleo estable a todos los habitantes.

La mejor estrategia de crear empleos es una que ponga hincapié en aumentar el empleo ‘básico’. El empleo básico supone actividades empresariales que proveen servicios principalmente fuera del área local vía la venta de bienes y servicios cuyos ingresos sean dirigidos al área local en la forma de salarios, pagos a proveedores, e inversiones.