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  • las condiciones para facilitar los emprendedores (los sistemas de información, la formación, la transferencia de tecnología, la creación de nuevas empresas pequeñas, mejorar asociaciones y agrupaciones)
  • el desarrollo de la mano de obra (la formación, la protección de los trabajadores, puestos de trabajo para los jóvenes y las mujeres)
  • la participación mixta de los actores privados y públicos (las asociaciones, el liderazgo, la capacitación de las autoridades locales, canales permanentes de participación, maneras específicas de participación)

 

¿Cuáles pueden ser, específicamente, los aspectos específicos de una estrategia que combine la competitividad con la inclusión social?

 

J. R. De Souza Filho (1999) da la primera repuesta, identificando “dos dimensiones del desarrollo regional endógeno. La primera es la económica, en la cual la sociedad empresial local utiliza su capacidad para organizar, de la manera más productiva posible, los factores productivos de la región. La segunda es la socio-cultural, donde los valores y las instituciones locales sirven de base para el desarrollo de la región. (Vázques Barquero, 1988).

De forma antagónica al pensamiento normalmente asociado con las teorías endógenas, no se busca, en este enfoque, el cerramiento o el aislamiento regional, ni tampoco el auto centrismo y la autosuficiencia. La idea de desarrollo endógeno moderno se basa en la implementación de políticas de fortalecimiento y la calificación de las estructuras internas, buscando siempre la consolidación de un desarrollo originado localmente, criando condiciones sociales y económicas para la generación o la atracción de nuevas actividades productivas, dentro de la perspectiva de una economía abierta.

Un gran avance de la teoría regional endógena moderna es considerar la importancia de la sociedad y de las relaciones sociales en el proceso de desarrollo de la región. Más aún, en la visión de S. Boisier (1997) la sociedad civil, las formas locales de solidaridad, la integración social y la cooperación pueden ser consideradas el agente principal de la modernización y de la transformación socio-económica de una región.

La importancia de la sociedad civil y de las relaciones sociales es con el mismo énfasis defendida por otros investigadores del desarrollo endógeno. “Una de las claves del desarrollo local reside en la capacidad de cooperación entre sus actores. También conviene particulizar la análisis de las formas de cooperación institucional o voluntaria que se producen entre ellas contando con que el objetivo sea el desarrollo local.” (Goddard et al., 1987).

Antonio Vázquez Barquero (1988) argumenta que el desarrollo regional endógeno, al considerar y dar relevancia a la sociedad civil local y a sus procesos de organización y relación social, permite que la región alcance un crecimiento equilibrado y sostenido al largo plazo, sin entrar en conflicto directo con la base social y cultural de la región. En sus palabras:

Normalmente la fuerte identidad de la cultura local tiende a asimilar las nuevas realidades productivas y los nuevos esquemas de relaciones sociales, y los nuevos valores encuentran un eco favorable en las zonas del desarrollo local. De esta manera, tienden a integrarse con un mínimo de costos sociales y culturales, ya que son repuestas viables a los problemas locales. Las actividades industriales se integran a la vida social y a la cultura local, incorporando nuevos valores que desarrollan y potencian los antiguos, sin crear conflictos o contradicciones en el proceso de adaptación.

Partiendo de estas mismas suposiciones, Robert Putman (1996) estudia los diversos aspectos que condicionan las diferencias regionales encontradas entre el norte y el sur de Italia. Una de sus más importantes conclusiones es la percepción de que “En la Italia contemporánea, la comunidad cívica está estrictamente ligada a los niveles de desarrollo social y económico.”

G. Canzanelli (2001) subraya este punto.