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Este primer Foro local constituye, además, el embrión de las formas de participación, que asegurará la buena gobernanza para el desarrollo de estrategias en la región.

Así, dicho embrión desarrollará su propio crecimiento y modelos, con arreglo a la cultura local, los niveles de colaboración, las estrategias establecidas y los instrumentos y estructuras de aplicación definidos.”

OECD (2003) plantea que la dimensión de governanza en la definición de políticas públicas ha adquirido una relevancia importante. Esencialmente, el nuevo énfasis hacia un enfoque más territorial ha tenido implicaciones claras en la necesidad de compartir responsabilidades entre distintos niveles de gobierno, la sociedad civil y el sector privado. El principal subyacente de esta visión es que se tiene que involucrar una cantidad más grandes de actores y que tiene que haber más coordinación entre ellos para que las políticas públicas puedan ser diseñadas e implementadas de manera más eficiente. De igual modo, se cree que las medidas tienen más posibilidad de ser duraderas y equitativas si son basados en el consenso a través de compartir la responsabilidad y el poder local. Sobre todo, algunos hablan de la aparición de un sistema de governanza con múltiples niveles en el cual las autoridades públicas perderán sus centralidad en la definición de las políticas del nivel local. En este contexto, encontramos el creciente uso de enfoques de asociación para el diseño e implementación de políticas públicas.

Las asociaciones son una consecuencia necesaria de las divisiones desdibujadas entre las políticas sectoriales y territoriales y la búsqueda para un sistema democrático más participativo que fomente la implementación más eficiente y de rápida repuesta de políticas públicas. Un enfoque territorial atraviesa los asuntos y los niveles de gobierno y por lo tanto se piensa que las asociaciones fomentan sinergias entre distintos actores que operan en el área local, mientras que promocionan un nivel de coordinación entre agencias y políticas que no se lograba con las políticas nacionales ni con las sectoriales. Las asociaciones también tienen el propósito de evitar el doble trabajo y la competitividad entre autoridades similares, mientras que se asegura que se trate las preocupaciones regionales comunes.

El enfoque de asociación está también utilizada/compartida por el OIT y el Banco Mundial.

La OIT (Canzanelli, 2001), está de acuerdo en que, generalmente, la governanza participativa mejora la función del sector público y privado.

Ni uno ni el otro, de hecho, tiene los recursos adecuados para resolver los problemas de desarrollo, pero juntos pueden intentarlo.

La administración pública, que sigue teniendo un papel catalizador del ambiente local de definir legislación, establecer reglas de planificación local y de operación, no tiene- y ni debe tener- la capacidad de emprender servicios ni actividades de desarrollo. A la administración pública le hace falta la competencia profesional, una organización flexible de administración, y un sistema para controlar los procesos económicos. Es burocrática, constreñida en términos financieros a la hora de tomar decisiones de gastos (debido al sistema necesario de control del presupuesto público), orientada a los objetivos de corto plazo (debido al sistema electoral y la necesidad de dar repuestas rápidas al electorado), mientas que las estrategias de desarrollo sostenible requieren el manejoa largo plazo. La administración pública, entonces, requiere la asociación con el sector privado, para arreglar mecanismos que permitan dar resultados en cuanto a proyectos, actividades, recaudación de fondos, servicios a los negocios, apoyo financiero, todo en una manera coherente con las estrategias establecidas.